LA MUERTE DE SÓCRATES
La muerte del importante filósofo griego Sócrates (470-399 a.C.), maestro de
Platón, sigue siendo hoy en parte un misterio. Nadie cuestiona que
pereció envenenado, tras tomar una copa de cicuta. Su condena a muerte
por un tribunal, acusado de corromper a la juventud, pese a que su más
grave delito fuese oponer resistencia a la tiranía de Critias sobre
Atenas, la ejecutó el reo de su propia mano.
Acompañado en el momento de su muerte por sus amigos y discípulos predilectos, con las dos señaladas ausencias de Platón, enfermo, y de Jenofonte, que viajaba por Asia Menor, su vida se apagó como una vela tras ingerir el mortal veneno con una pasmosa serenidad mientras disertaba sobre la inmortalidad del alma.
Llama la atención, y es aquí donde surgen las grandes incertidumbres, que en la descripción dada por Platón a la posteridad no se especifiquen los violentos síntomas del envenenamiento por la cicuta. Además, al referirse a ella, el filósofo emplea el término «farmakon», que en griego significa lo mismo veneno que remedio. No en vano, como señala el doctor Pelta, los egipcios y griegos utilizaron cicuta pulverizada y mezclada con grasas animales para aplicarla en heridas e intervenciones quirúrgicas. Advirtamos que, en griego, siempre que alguien aludía a la cicuta escribía «koncion». Tal es el caso de Plutarco, al relatar la muerte de Focio; o de Hipócrates y Galeno. ¿Por qué entonces Platón usó la palabra «farmakon»? Surgieron así las primeras sospechas en el siglo XVIII, cuando la historia y la ciencia adquirieron un agudo sentido crítico, de que la muerte de Sócrates pudo provocarla un veneno compuesto por una mezcla de cicuta y opio.
Actualmente hay muchas tesis sobre la muerte de Sócrates, muchos cientificos, médicos, etc, han investigado este caso.
Acompañado en el momento de su muerte por sus amigos y discípulos predilectos, con las dos señaladas ausencias de Platón, enfermo, y de Jenofonte, que viajaba por Asia Menor, su vida se apagó como una vela tras ingerir el mortal veneno con una pasmosa serenidad mientras disertaba sobre la inmortalidad del alma.
Llama la atención, y es aquí donde surgen las grandes incertidumbres, que en la descripción dada por Platón a la posteridad no se especifiquen los violentos síntomas del envenenamiento por la cicuta. Además, al referirse a ella, el filósofo emplea el término «farmakon», que en griego significa lo mismo veneno que remedio. No en vano, como señala el doctor Pelta, los egipcios y griegos utilizaron cicuta pulverizada y mezclada con grasas animales para aplicarla en heridas e intervenciones quirúrgicas. Advirtamos que, en griego, siempre que alguien aludía a la cicuta escribía «koncion». Tal es el caso de Plutarco, al relatar la muerte de Focio; o de Hipócrates y Galeno. ¿Por qué entonces Platón usó la palabra «farmakon»? Surgieron así las primeras sospechas en el siglo XVIII, cuando la historia y la ciencia adquirieron un agudo sentido crítico, de que la muerte de Sócrates pudo provocarla un veneno compuesto por una mezcla de cicuta y opio.
Actualmente hay muchas tesis sobre la muerte de Sócrates, muchos cientificos, médicos, etc, han investigado este caso.
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